Perú Historia

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jueves, 27 de octubre de 2011

Frase Célebre de la Batalla de Ayacucho

"¡Soldados!, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur; otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia. ¡Soldados!: ¡Viva el Libertador! ¡Viva Bolívar, Salvador del Perú!."
Antonio José de Sucre

Manuel de Abreu: Intervención en la Conferencia de Punchauca

   Óleo en el Museo de Sitio de Huaura
En Lima se formó una "Junta pacificadora" encabezada por La Serna para iniciar las conversaciones. Como ayudantes de Abreu se nombró al mariscal de campo y subinspector de artillería Manuel de Llano y Nájera y al alcalde de 2° voto del cabildo de Lima José María Galdiano.
Abreu, Llano y Galdiano se reunieron con los diputados de San Martín (Tomás Guido y García del Río) en Punchauca y sostuvieron veinte días de conferencias. El 23 de mayo se prorrogó el armisticio por otros veinte días y seguidamente por doce más. El 2 de junio San Martín se reunió con De la Serna y Abreu, acompañados por los altos mandos y los comisionados. No obstante el clima de cordialidad, mientras De la Serna mantenía como propuesta la jura de la Constitución de 1812, San Martín se mantenía irreductible en sostener la independencia del Perú, concediendo sólo la posibilidad de establecer para el país una monarquía constitucional con un príncipe español y la constitución de un gobierno provisional mixto hasta la llegada del nuevo gobernante formal.
La propuesta de San Martín fue apoyada por Abreu, y acompañada por Llano y Galdiano, a pesar de que contradecía sus instrucciones, las que si bien le daban carta blanca para poner fin al conflicto, le prohibían expresamente hacerlo sobre la base de la independencia. No obstante, La Serna de regreso en Lima rechazó la iniciativa y propuso una división provisoria del país hasta tanto el gobierno español resolviera al respecto, lo que fue rechazado por San Martín.
Abreu dejó constancia en su Diario del viaje que realizó al Perú en aquel año y de la amabilidad con que fue tratado por el ejército patriota, así como de la falta de cordialidad con que fue recibido por La Serna y los demás jefes españoles. Aporta también valiosas informaciones con respecto a los trámites realizados con San Martín y los jefes patriotas en Punchauca y Miraflores.
 
Hacienda de Punchauca

lunes, 24 de octubre de 2011

La Teoría Autoctonista de Florentino Ameghino


La Teoría Autoctonista de Florentino Ameghino

A fines del siglo XIX, el argentino Florentino Ameghino realizó importantes aportes en los campos de la paleontología y la geología de su país. También planteó una hipótesis sobre el origen del hombre americano y del mundo en general. Para Ameghino, los humanos habrían evolucionado en las Pampas argentinas, y desde este lugar habría migrado al resto del planeta. Este postulado sobre la hominización causó gran revuelo, cuando fue presentado en 1879 en el primer Congreso Internacional de Americanistas, realizado en París.

Ameghino planteaba que la cuna de la humanidad fue la Pampa argentina, en la era terciaria. La genealogía se originaba con un grupo de mamíferos planoangulados del periodo mioceno, que al desplazarse hambrientos por las llanuras, se vieron forzados a erguirse sobre sus extremidades posteriores para así explorar mejor el horizonte y ubicar sus alimentos, deviniendo en evolución lineal hasta llegar al Homo Pampeanus. Algunos estadios intermedios en su cuadro filogenético eran: el Tetraprotohomo, el Triprotohomo, y el Diprotohomo, hasta llegar al Homo pampeanus. Estos géneros se habrían difundido en primera instancia hacia Norteamérica y luego al Viejo Mundo en varias oleadas migratorias, cruzando supuestos “puentes intercontinentales” a fines de la era terciaria.

En 1908, el antropólogo checo-norteamericano Alex Hrdlicka rebatió contundentemente esta teoría autoctonista, rechazándola en base a nuevas evidencias. Fue Hrdlicka quien demostró:

a) que los estratos geológicos donde encontró los restos óseos, no eran de la era terciaria; sino de la cuaternaria.

b) que a fines del terciario no existían “puentes intercontinentales” que unieran América con el Viejo Mundo. que aquellos restos fósiles eran de monos americanos y felinos mezclados con huesos de humanos recientes.

c) que aquellos restos fósiles eran de monos americanos y felinos mezclados con huesos de humanos recientes.
                                
                                                                                                                                                             Fuente Amautacuna

La Era Victoriana

El reinado de Victoria I: En 1837, al ser coronada Victoria —casada con el príncipe alemán Alberto de Sajonia-Coburgo — se inició en Gran Bretaña uno de los más significativos períodos de su historia. Durante el extenso reinado de Victoria (gobernó hasta 1901), el Reino Unido se convirtió en la potencia mundial hegemónica en los aspectos político, económico, naval e industrial. La reina, mujer de firme carácter, se interesaba por los asuntos del reino, pero sin intervenir ni alterar la labor de sus Primeros Ministros. Este esplendor, sin embargo, no pudo terminar con las diferencias políticas y económicas ni con las crisis sociales y las fricciones con las potencias exteriores.
Economía y política: En esos momentos la industria británica cobró un gran impulso y, en consecuencia, se evidenció un creciente desarrollo comercial. Se amplió el mercado externo y se incorporaron nuevos y extensos territorios al Imperio inglés. No obstante, las disidencias entre conservadores y liberales se acrecentaron. Los primeros propiciaban una política económica de corte proteccionista, en tanto que los segundos sostenían la necesidad de abolir leyes ya caducas con la intención de implantar el liberalismo económico.
La persistencia de la crisis socio-económica y la difícil situación obrera --producto del alza de los precios de los artículos de primera necesidad— convenció a los políticos de ambos partidos de la urgencia de aplicar reformas. A la supresión de las leyes de granos, como ya se ha estudiado, siguieron otras leyes reformistas, entre ellas la supresión del Acta de Navegación de Cromwell, permitiéndose así, la apertura de los puertos británicos a buques extranjeros. Los partidos liberal y conservador alternaron en el poder. Entre los primeros Ministros de la reina se destacaron: Roberto Peel (1834-1835 y 1841-1 846), conservador; Enrique Palmerston (1855-1865), primero conservador y luego liberal; Benjamín Disraeli (1865-1868 y 1874-1880), conservador; Guillermo Gladstone (1868-1874,1880,1892,1894), liberal y Roberto Cecil, lord Salisbury (1896-1907), conservador.
Las reformas electorales: La necesidad de aflojar las tensiones internas, obligó a propiciar nuevas reformas electorales, ya que la efectuada en 1832 no había resuelto el problema.
En 1867, DISRAELI,  concedió el derecho sufragio a la pequeña burguesía y a los obreros especializados.
En 1872, GLADSTONE,  instituyó el voto secreto. El número de votantes aumentó: 938.000 sufragantes más, el poder continuó en manos de los propietarios. Hubo una mayor actividad de los partidos políticos.
En 1884, GLADSTONE,  extendió el derecho al sufragio a los propietarios rurales con lo que la reforma llegó al campo. Hubo 4.000.000 de electores nuevos. Se concretaron las propuestas de los cartistas.
Finalmente se concretaron las propuestas de los cartistas
La sociedad victoriana.: Una gran rigidez moral caracterizó la sociedad victoriana. Todo buen inglés debía mostrar ante sus congéneres una conducta recta y honesta, aunque estas virtudes, en muchos casos, fueran sólo una apariencia. La mujer se encontraba, al igual que en el esto del mundo, relegada al trabajo hogareño o fabril. Era mal visto que una mujer pretendiera ejercer una profesión universitaria.
El avance de las tendencias democráticas les obligó a dar un gran impulso a la educación. Los conflictos sociales perduraron: las diferencias de clase eran, todavía, muy grandes. Las clases altas mantenían una vida de lujo y riqueza, en tanto que la condición de los trabajadores y las clases menos pudientes no había mejorado. Esta difícil situación fue reflejada con crudo realismo por los escritores de la época, como Charles Dickens, quien en sus novelas describió la forma de vida y las tensiones socialees de la Inglaterra victoriana.
Esta situación social obligó a los sindicatos obreros a organizarse con mayor eficacia, a fin de obtener la satisfacción de sus reclamos.
El gobierno adoptó una política paternalista en el aspecto social. Se aprobaron leyes que alivianaron la situación, pero sin introducir reformas de importancia. No obstante, se promulgaron medidas que limitaron las jornadas de trabajo y que mejoraron las condiciones laborales de obreros y asalariados. En 1871, los Trade Unions sindicatos locales fueron reconocidos oficialmente por el Estado.